La aventura comienza a partir de que recibes
tu Carta de Aceptación. Justo después de eso empiezas a hacer planes: compras
boletos, te despides de todos; pero el tiempo pasa demasiado lento. Y, de
repente, cuando estás preparando tu maleta, te das cuenta que ¡por fin llegó el
día y que estás a nada de comenzar el gran viaje!
En la fecha de mi partida, toda mi familia me
acompañó al aeropuerto; llegamos 5 horas antes. Documenté mi equipaje, abordé
el avión hacia Ámsterdam y, después de un largo viaje, llegué a París, lugar
donde comenzarían mis más inesperadas y divertidas experiencias.
Como mi destino final era Lile (ciudad a una
hora de Saint Omer, que es donde se ubica ISCID-CO), pregunté a qué hora salía
el próximo tren; me dijeron que salía en 10 minutos, y ¡tuve que correr por
todo el aeropuerto con mis maletas para alcanzarlo! Al bajar unas escaleras, me
metí al primer vagón del tren que acababa de llegar y, al cuando cerraron las
puertas, ¡me di cuenta que ese no era el que tenía que haber tomado! Por
fortuna, sí hizo parada en Saint Omer, lo único malo fue que cuando pasamos por
ahí, yo me había quedado dormida. Después de un rato, finalmente logré llegar a
mi destino final y le llamé a mi Student´s Body (estudiantes locales que se
ofrecen como voluntarios para apoyar los que llegan de intercambio), quien me
llevó sana y salva a la residencia estudiantil.
Otra experiencia que tuve fue durante unas
vacaciones en uno de mis viajes. Cuando estuve en Roma con mi compañera de
piso, Lorena (una chica de Guadalajara con quien hice una buena amistad), unas
gitanas intentaron robarme, pero como no lo lograron, se fueron. Una cuadra más
adelante de donde esto había sucedido, vi que estas gitanas estaban tratando de
hacerle lo mismo a otras personas. Entonces comencé a gritar para que llegara
la policía y al llegar una patrulla, Lorena y yo nos subimos y ¡terminamos
persiguiendo a las ladronas por todas las calles de Roma!
Por otro lado, a lo largo de mi estancia en
Francia, además de estas y otras vivencias que acabo de contar, te topas con
otros cambios y costumbres. Por ejemplo, tardé dos semanas en acoplarme al
horario. Dormía todo el día y estaba despierta durante la noche, pues hay que
tomar en cuenta que la diferencia de horario entre Paris y México es de ¡7
horas!
El transporte es otro tema que me impactó; allá
es muy organizado. El autobús pasa en ciertos horarios, el único problema es que
en algunas ciudades pequeñas el último pasa a las 7 de la tarde y eso quita
ciertas posibilidades para desplazarte, pero eso también me dio la oportunidad
de caminar de noche y conocer la ciudad.
En resumen, les quiero decir a los que están
interesados en realizar un intercambio que no lo duden, porque es una
experiencia increíble y solo se vive cuando eres estudiante. Es decir, no es lo
mismo irte de “mochilazo” o de vacaciones comprando un paquete, que irte a
estudiar a otro país donde aprendes otro idioma y otra cultura, pues esta
experiencia solo se vive es esta manera.
Considero que lo más importante es que
aprendes muchas sobre ti mismo, porque te vas solo y todo depende de ti y es,
en ese momento, donde te percatas que eres capaz de realizar cosas que nunca
pensaste. Te das cuenta de lo afortunado que eres, pues no todos tienen esta
oportunidad y que lo mejor que puedes hacer es aprovecharla y disfrutarla.
Aprovechen el servicio que da la Universidad
Del Pedregal en cuanto a intercambios, pues les ayuda a alcanzar muchas metas
como a mi. ¡Si pueden, arriésguense y cambien su rutina por ruta!
Entrevista a Areli Altamirano García, estudiante de 6° semestre de la licenciatura en Mercadotecnia Internacional. Realizó su intercambio a Francia en la escuela ISCID-CO en el semestre agosto-diciembre de 2016.
Por Mayanín Vázquez Cochegrus con la colaboración de la Lic. Nithe-xa Muñoz Riveroll.
Soy Mayanín Vázquez Cochegrus, estudiante de Mercadotecnia Internacional y realizo mis prácticas profesionales en la Coordinación de Comunicación y Enlace.
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