jueves, 23 de febrero de 2017

Cómo irte de intercambio y no fracasar en el intento

La aventura comienza a partir de que recibes tu Carta de Aceptación. Justo después de eso empiezas a hacer planes: compras boletos, te despides de todos; pero el tiempo pasa demasiado lento. Y, de repente, cuando estás preparando tu maleta, te das cuenta que ¡por fin llegó el día y que estás a nada de comenzar el gran viaje!
En la fecha de mi partida, toda mi familia me acompañó al aeropuerto; llegamos 5 horas antes. Documenté mi equipaje, abordé el avión hacia Ámsterdam y, después de un largo viaje, llegué a París, lugar donde comenzarían mis más inesperadas y divertidas experiencias.

Como mi destino final era Lile (ciudad a una hora de Saint Omer, que es donde se ubica ISCID-CO), pregunté a qué hora salía el próximo tren; me dijeron que salía en 10 minutos, y ¡tuve que correr por todo el aeropuerto con mis maletas para alcanzarlo! Al bajar unas escaleras, me metí al primer vagón del tren que acababa de llegar y, al cuando cerraron las puertas, ¡me di cuenta que ese no era el que tenía que haber tomado! Por fortuna, sí hizo parada en Saint Omer, lo único malo fue que cuando pasamos por ahí, yo me había quedado dormida. Después de un rato, finalmente logré llegar a mi destino final y le llamé a mi Student´s Body (estudiantes locales que se ofrecen como voluntarios para apoyar los que llegan de intercambio), quien me llevó sana y salva a la residencia estudiantil.

Otra experiencia que tuve fue durante unas vacaciones en uno de mis viajes. Cuando estuve en Roma con mi compañera de piso, Lorena (una chica de Guadalajara con quien hice una buena amistad), unas gitanas intentaron robarme, pero como no lo lograron, se fueron. Una cuadra más adelante de donde esto había sucedido, vi que estas gitanas estaban tratando de hacerle lo mismo a otras personas. Entonces comencé a gritar para que llegara la policía y al llegar una patrulla, Lorena y yo nos subimos y ¡terminamos persiguiendo a las ladronas por todas las calles de Roma!

Por otro lado, a lo largo de mi estancia en Francia, además de estas y otras vivencias que acabo de contar, te topas con otros cambios y costumbres. Por ejemplo, tardé dos semanas en acoplarme al horario. Dormía todo el día y estaba despierta durante la noche, pues hay que tomar en cuenta que la diferencia de horario entre Paris y México es de ¡7 horas!

El transporte es otro tema que me impactó; allá es muy organizado. El autobús pasa en ciertos horarios, el único problema es que en algunas ciudades pequeñas el último pasa a las 7 de la tarde y eso quita ciertas posibilidades para desplazarte, pero eso también me dio la oportunidad de caminar de noche y conocer la ciudad.
En resumen, les quiero decir a los que están interesados en realizar un intercambio que no lo duden, porque es una experiencia increíble y solo se vive cuando eres estudiante. Es decir, no es lo mismo irte de “mochilazo” o de vacaciones comprando un paquete, que irte a estudiar a otro país donde aprendes otro idioma y otra cultura, pues esta experiencia solo se vive es esta manera.

Considero que lo más importante es que aprendes muchas sobre ti mismo, porque te vas solo y todo depende de ti y es, en ese momento, donde te percatas que eres capaz de realizar cosas que nunca pensaste. Te das cuenta de lo afortunado que eres, pues no todos tienen esta oportunidad y que lo mejor que puedes hacer es aprovecharla y disfrutarla.

Aprovechen el servicio que da la Universidad Del Pedregal en cuanto a intercambios, pues les ayuda a alcanzar muchas metas como a mi. ¡Si pueden, arriésguense y cambien su rutina por ruta!


Entrevista a Areli Altamirano García, estudiante de 6° semestre de la licenciatura en Mercadotecnia Internacional. Realizó su intercambio a Francia en la escuela ISCID-CO en el semestre agosto-diciembre de 2016.

Por Mayanín Vázquez Cochegrus con la colaboración de la Lic. Nithe-xa Muñoz Riveroll.

Soy Mayanín Vázquez Cochegrus, estudiante de Mercadotecnia Internacional y realizo mis prácticas profesionales en la Coordinación de Comunicación y Enlace.

Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la posición de la Universidad Del Pedregal. 

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