“Me hace falta
algo, tanto personal como académico”, esa sensación fue la que me motivó a irme
de intercambio académico.
Aunque sabía que dependía de
algunas personas, quería experimentar la libertad. Tenía ganas de crear nuevas
experiencias, conocer, probar y ver cosas diferentes a las que ya estoy
acostumbrado; quería ver por mí si realmente es cierto lo que ves en
internet, si de verdad ese edificio existe o si los lugares son como te los
cuentan.
Mi proceso empezó hace un año e
investigué todo lo relacionado a los intercambios. A mis amigos y a mí nos
había motivado el hecho de que nadie de psicología se había ido de intercambio
antes y queríamos ser los primeros. Cuando me informaron que era mi último
semestre para irme, cumplí con todos los requisitos pues no quise desaprovechar
la oportunidad.
Al viajar a España, hice escala
en Londres, y estando ahí visitando tiendas aún no me daba cuenta que sí iba
muy en serio, sino hasta que llegué a Madrid: ¡ya estaba de intercambio en
España! En ese momento te das cuenta que estas solo en Europa y tienes que arreglártelas
como puedas, lo cual es parte importante de una experiencia que solo vives si
te vas de intercambio.
Llegué en verano a San Sebastián
pero no sabía qué hacer pues no tenía piso (departamento) donde vivir. Además,
por otro lado, ese año la ciudad era capital cultural europea y, por si fuera
poco, en esas fechas se estaba llevado a cabo el Festival Internacional de
Cine, así que ¡todo estaba ocupado!
En cuanto a la universidad, quedé
encantado desde que la conocí; lo único que a mí me causo más conflicto fue que
por lo menos en la facultad de psicología ¡cambian los horarios cada semana! Apenas
te estas adaptando a uno cuando ya tienes otro nuevo, pero terminas acoplándote
a esta dinámica.
A pesar de que extrañaba mucho a
mi familia y a mis amigos, con quienes había convivido casi 4 años, jamás
consideré regresarme.
Una de las
cosas que volvería a hacer sin duda es caminar. Me encantaba regresarme
caminando de la uní al piso y era tan bonito porque recorría 3 playas de San Sebastián,
mientras que normalmente aquí voy con audífonos y allá no los usaba para nada.
No tenía necesidad de usarlos porque ¿cuándo vas a volver a escuchar 3 playas
de regreso de la universidad? Es una experiencia única que solo se vive una vez
en la vida.
Vale mucho la pena irse de
intercambio porque tu currículum va a hacerse notar, aparte cambian muchas
cosas en ti, se te abren muchas puertas, aprendes cosas, vives nuevas
experiencias, conoces nuevas personas y aprendes de sus culturas a través de
ellos sin necesidad de irte al país de donde son.
Definitivamente tengo muchos
pretextos para volver.
Entrevista a José Luna Díaz, estudiante de 8°
semestre de la licenciatura en Psicología. Realizó su intercambio en la
Universidad del País Vasco, en España, en el semestre de agosto-diciembre de
2016.
Por: Mayanín Vázquez Cochegrus con la colaboración de la Lic. Nithe-xa Muñoz Riveroll.
Soy Mayanín Vázquez Cochegrus, estudiante de Mercadotecnia Internacional y realizo mis prácticas profesionales en la Coordinación de Comunicación y Enlace.
Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la posición de la Universidad Del Pedregal.
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